Y falleció Ricardo Claro, hombre oscuro de la política y los medios de comunicación. Que hablaba de la poca cultura de la TV a la misma hora que daban Morandé con Compañía. Hombre de iglesia, pero de la más ultraconservadora. Nuestro gentil censor de Metrópolis Intercom, que se tomaba la molestia de no dejarte ver películas inconvenientes para sus clientes adultos.
Patriota colaborador de la noble causa del golpe militar, prestando barcos para torturar gente. Allá abajo se juntará con otro tipo, tan millonario como él, a jugarse una partidita de poker.
In Memoriam: su célebre participación en el Piñeragate:
No hay comentarios:
Publicar un comentario