Bueno, ustedes ya saben lo que pasó hoy en el Caupolicán. A un grupo de viejos vinagres les bajó la nostalgia por los años verde rata, arrendaron el teatro que marcó una época en la democracia (porque ahí se dieron notables discursos políticos, cuando existía la política de calidad) y se pusieron a ver con cabritas amargas un documental donde habla de los "logros" del ciudadano Daniel López (el cliente VIP del Banco Riggs).
Faltaron momentos brillantes en la carrera del Capital General: su amante ecuatoriana, la vieja Lucía quejándose que con las protestas cerraban las peluquerías, su compipa el marino borracho hablando huevadas, las joyas de la "Reconstrucción Nacional" que terminaron en sus "amigas" (cof, cof, María Eugenia Oyarzún, cof, cof, Liliana Mahn, cof, cof), testimonios de vida de sus ejecutivas bancarias, cuando la iñora mandó a devolver el piso de mármol de su mansión en Lo Curro y un largo etcétera.
Lo único que puedo aportar a tan noble acto, es lo siguiente:
Cuando te apelan a la "democracia y a la libertad de expresión", no les creas. Ellos nunca la respetaron. El que no estaba de acuerdo con ellos eran matados, torturados, exiliados, despedidos... Aunque para el trabajo sucio tenían a sus Civiles No Identificados.
Hablan de olvidar y perdonar... No se puede olvidar. No se puede perdonar al que no se arrepiente y se justifica por un "bien superior". El primer paso para el perdón es el arrepentimiento.
Qué bueno que se juntaron a idolatrar al criminal. Es bueno ver a criminales y cómplices juntos, como antes, apoyando al viejo cochino. Así, las nuevas generaciones sabrán la clase de gente que apoya el matar, meter ratones en la vagina, la corriente en los testículos, los fusilamientos express...
Para que nunca más en Chile.
P.D.: Me importa un cuesco el argumento de "tú no naciste en esa época, no puedes hablar de eso". Entonces, que nadie hable de la Batalla de Maipú, de la Guerra del Pacífico, de la revolución de 1891, ni de cómo jugaba el Sapo Livingstone...